Ir al contenido principal



 

Los vecinos

Raymundo Hernandez

 

Después de mi divorcio la convivencia fue insoportable, tuve que comprar un cuarto pequeño, las divisiones eran de tablones de bagazo de caña, todo se escuchaba, prácticamente no existía privacidad alguna.

Desde la primera noche dormir me fue casi imposible, los gemidos de mi vecina además de mantenerme despierto perturbaban mi mente. Alejandra era así de gozadora alguien me dijo antes de mudarme, mientras yo luchaba contra la morbosidad que me provocaban sus suspiros que atravesaban la frágil pared y eso me enloquecía, aquella noche no resistí más, un llanto sublime me la hizo imaginar haciendo cosas indecentes y comencé a masturbarme exageradamente.

Al día siguiente la ví no estaba como de costumbre con ese short corto que le reventaban las nalgas, sino que vestía un jeans negro bien ajustado , tenía fuego en los ojos, yo estaba decidido a decirle alguna locura por tratar de ganarme un sitio en su cama algún día, cuando la puerta de su cuarto se abrió, dos hombres sacaron una camilla y sobre ella una esquelética anciana chupada hasta el tuétano. El latigazo de su mirada me ordenó bajar la vista. Di media vuelta camino a mi cuarto cuando un " Oiga vecino" me hizo detener. Era mi madre y murió anoche, me dijo, llevaba sufriendo de cáncer mucho tiempo, por fin va a descansar en paz y usted también supongo yo, al fin y al cabo vecino, aquí todo se escucha .

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

  Nuevos títulos de la editorial primigenios   Qué fácil sería si sólo se tratase de ser recíproco. Qué sencillo hubiese sido si no tuviese tanto que decir. Cuando el pasado 9 de marzo Héctor Reyes Reyes me envió el poemario "Veinte gritos contra la Revolución y una canción anarkizada ", para que le escribiera el prólogo, sentí que de algún modo nuestra amistad corría por los más sinceros senderos, y ¡eso que hacía nueve largos años que no nos veíamos! No recuerdo bien cómo conocí a Héctor, pero estoy casi seguro que fue al final de algún que otro malogrado concierto de rock o alguna madrugada a la sombra de un noctámbulo trovador, todo esto en nuestra natal ciudad Santa Clara. Lo que sí sé es que para finales de 1993 era ya un asiduo contertulio a mi terraza del barrio Sakenaf. Para ese entonces en nuestras charlas no hablábamos de poesía, y mucho menos de poetas, sino más bien sobre anécdotas y relatos históricos en derredor a mi maltrecho librero.Tendría Héctor unos 14 a
 Tengo menos de un dólar en mi cuenta de banco y sigo publicando libros de otros.   A menudo me pregunto si vale la pena el tiempo que dedico a publicar libros de otros. Son muchas horas a la semana. Los días se repiten uno tras otro. A veces, en las madrugadas me despierto a leer correos, mensajes y comentarios en las redes sociales sobre esos libros, a los que he dedicado muchas horas. Algunos de esos comentarios me hacen dudar de si estoy haciendo lo correcto. No por las emociones negativas que generan algunos de esos comentarios, escritos por supuestos conocedores de la literatura y el mundo de los libros. Desde hace mucho tiempo, estoy convencido de que existen dos tipos de personas en el mundo: los compasivos y los egoístas. Los compasivos (y me incluyo en ese grupo) vivimos en el lado de la luz, los egoístas no, por mucho que brillen en sus carreras, en sus vidas, o profesiones, son seres oscuros. Ayudar a otros, no pensar en uno, dedicar tiempo para que otros puedan lograr sus
 COMO SI ESTUVIERAN HECHOS DE ARCILLA AZUL COMPILACIÓN DE CUENTOS DEL SEGUNDO CONCURSO INTERNACIONAL PRIMIGENIOS Un maestro dijo una vez que se escribe para ser leído, pero si la obra no se publica, resulta difícil llegar a otros. En aquel entonces, no existían Instagram, Gmail, blogs digitales, ni siquiera teníamos internet, computadoras o teléfonos inteligentes. Por lo tanto, esa frase no es aplicable para explicar el Concurso Internacional de Cuentos Primigenios. Por lo general, los autores que participan en certámenes literarios tienen tres objetivos principales: publicar, obtener reconocimiento y visibilidad, o ganar un premio en metálico. El Concurso de Primigenios, organizado por la Editorial Lunetra y el blog de Literatura cubana contemporánea Isliada.org en su SEGUNDA edición, cumplió con estos tres objetivos, pero con una gran diferencia: los cuentos enviados a la editorial fueron publicados en el blog "Memorias del hombre nuevo". Aunque esto no es algo novedoso,