El circo del autómata Leinen de la Carida d Cartaya Benítez Comparten mi celda la gitana mutilada y la mujer con las barbas más largas que he visto. Está abierta la exposición a la audiencia. Pasan mirándome y señalan: ¡está loca! Y me miran, asqueados y curiosos como quienes miran una especie recién descubierta en los confines de la tierra. Nos lanzan restos de comida y burlas, y su repugnancia. Me juzgan, nadie siente en estos días. No permiten que lo sueñe y me obligan a tomar las píldoras amarillas que me sedan por largos días de inanición. Controlan hasta los recuerdos efímeros en que me abstraigo de la sociedad mecanizada que me ha tocado vivir. Grito al mundo de éxtasis bajo la influencia de la vaguedad de mi memoria por anteponer ser llamada tuya a ser una mujer más sobre la tierra que usan y tiran para la fertilización en masa. Me aclaman como la atracción principal de la feria pero no me pueden arrebatar la sensación infinita de sentirme amada y deseada, de sentirme d
En un momento no determinado de nuestras existencias emigramos y dejamos atrás nuestros más preciados tesoros: familias, amigos, libros y hasta alguna que otra tumba. Lo que creíamos como algo intangible, sobrenatural, desaparece mientras la nave sobrevuela. Ya no volveremos a ser de un solo lugar, para ser de muchos lugares a la vez. Perdemos nuestra memoria colectiva, para sobrevivir únicamente de nuestras personales memorias. Las Memorias del Hombre Nuevo: la mayor mentira del mundo.