¿Adolfo o Celia?
Jesús Cabrera Sosa
Adolfo es un hombre trigueño, bien parecido, de entre
cuarenta y cuarentaicinco años de edad. De esos tipos que aparentan ser muy "jevosos", de hecho esa era la
reputación que tenía. Cuando yo lo vi por primera vez, me pregunté " ¿Y
éste qué hará aquí?" No parecía tener algún problema.
Era el primer día que iba con Mabel, mi mejor amiga, a la
"bailo-terapia" creo que se dice así, no me acuerdo bien.
Estábamos ahí en el salón grande de la casa de la cultura
de Plaza, antes de empezar las rutinas de los ejercicios, cuando éste se acerca
a nosotros.
─Ah, Esteban, este es Adolfo-me dice Mabel─ Sabes que al
principio, en las primeras sesiones, se metía conmigo. Es un Don Juan─ El tipo
se sonrojó apenado
─Nooo, yo no me
metí con ella, yo solo quise reconocer su belleza. Tú me disculpas mi hermano,
eh? ¿Tú debes ser su esposo?
─No, tranquilo, nosotros somos amigos─ le dije─ Mabel es
como si fuera mi hermana. Y dime, tú también has hecho regresiones con el
profe?─todo el mundo llamaba profe al psicólogo Oscar Gutiérrez que también era
quien guiaba las sesiones de terapia musical.
─No me digas nada "compadre" que me da hasta
pena hablar de eso
A Mabel se le querían salir los ojos de sus órbitas, por
la curiosidad
─Ah pero ahora tienes que contarnos─ dijo ella.
─Está bien, de todas formas el profe me dijo que era
bueno para mí hablar lo de las consultas. Aunque ustedes pueden estar seguros
de que yo terminé con él ya. Que no me cite más, que ya estoy
"curado"... jajaja─y reímos con
él, pero ni tanto, porque lo que queríamos era que nos acabara de contar─ Miren,
en realidad yo nunca he tenido problemas. Pero siempre quise estabilizarme con
una mujer y no lo lograba. No puedo decir que no he tenido suerte, modestia
aparte, yo nunca he tenido ni que buscarlas. La mayoría de las veces eran ellas
las que se metían conmigo, pero después no funcionaba la relación. Yo no era
feliz porque entiendo que el sexo no lo es todo. Y yo quería estabilizarme.
Entonces fue Elsa, la hermana de Iván un socio mío que es como si fuera mi
hermano, la que me habló del doctor Gutiérrez y fui, aunque incrédulo, a la
primera sesión y después fui a otra más. Socio...si no llega a ser por las
grabaciones, no lo hubiera creído.
Adolfo nos contó a su manera, por eso voy a abreviar,
cómo en la primera sesión después de que el psicólogo lo hipnotizó, empezó a
hablar como un niño sobre las cosas que veía durante la regresión. Fueron anécdotas que vivió en su niñez, en la
niñez de esta vida y que ya él había olvidado completamente. Pero son cosas que
en mi modesta opinión, no tenían gran relevancia. Después pudimos escuchar las
grabaciones de esa primera sesión y de la segunda y última porque, como nos
dijo, no quiso ir a ninguna más.
Seguidamente hago la transcripción de la grabación de la
segunda sesión de Adolfo, porque considero que es la más importante. Quien
comienza es el doctor Gutiérrez y parece que no grabó la parte en que lo
hipnotiza.
<<─Hoy necesito que vayas más atrás aún en el
tiempo, a una época mucho antes de tu niñez... ¿Dime que vez?
─Estoy en una habitación...es como una habitación de una
casa colonial...en Cuba y estoy muy angustiada
─Como? ...Angustiada?... ¿Cómo te llamas?
─Celia, me llamo Celia María del Rosario y a mi lado hay
una cuna...tengo un bebe. Es un varón... ¡Dios...que bonito es!
─¿Hay algún espejo en la habitación? Párate frente a él y
dime cómo eres
─Soy una mujer joven, mulata pero muy bella, de piel
clara...no estoy bien peinada...pero tengo un pelo negro largo lindísimo...ya
recuerdo...tengo que salir detrás del negro Damián. Tengo que impedir que
cometa una locura...ahora salgo a la calle...estoy muy desaliñada, pero no me
importa...veo en una placa que es la calle de "Las damas", voy
corriendo, estoy sofocada...es muy lejos…ahora doblo por... "Compostela"
─¿En qué año estas?
─Es 1831...estoy llegando a la iglesia...es la iglesia
del Ángel...casi todo el mundo vino en volantas, las veo aquí abajo...sigo
subiendo... veo ya de lejos a la gente muy bien vestida para la boda...y es que
Cándido se va a casar... no puede ser.
─¿Quién es Cándido?
─Me han dicho que es mi medio hermano, pero eso a mí ya
no me importa. Él es el amor de mi vida y el padre de mi criatura y se va a
casar con otra...afuera, frente a la escalinata esta toda la gente blanca de la
villa con sus esclavos,...allí está también el señor Villaverde, un escritor
muy amigo de Cándido...me dijo que iba a escribir sobre mi vida y me prometió
que cambiará todos los nombres para no causarme problemas...tengo que apurarme,
ya salen los novios...oh Dios!...veo que Damián tropieza con él y se va...se
pierde entre la gente...Ya estoy acercándome...no vi el cuchillo, pero Cándido está herido...no puedo ver bien
pero...está sangrando!>>─Esto último lo dijo Adolfo gritando.
<<─Cálmate, ¿Llegaste adonde está él? Dime que ves
>>─pregunta el Dr. Gutiérrez
<<─Si. Ha caído casi sobre mí, pero no puedo ver su
rostro...>> -dijo Adolfo, aún hipnotizado pero esta vez se le oía llorar
<<─Nooo...no puede ser es...Iván, coño,
mi mejor amigo...mi hermano.
─Calma Adolfo, ...calma. Ahora vas a despertar y vas a
estar muy calmado, ok?... ¿Estás bien?>>
Aquí se acaba la grabación.
Creo que es evidente que Adolfo en el siglo XIX, fue la
mujer en quien se inspiró Cirilo Villaverde para escribir su novela Cecilia Valdés
o la loma del Ángel
La identidad de la mulata todavía es un enigma. Le dije a
Mabel que me acompañara al cementerio Cristóbal Colón en la Habana, para buscar
en los registros. Yo conocía al guía local quien nos ayudó en la investigación.
Encontramos que no existe prueba alguna de que la mujer enterrada en la tumba
que allí se encuentra con el nombre de Cecilia Valdés, haya sido verdaderamente
la musa del escritor. Ahora mismo se puede buscar en la guía telefónica y
muchas mujeres hay con el mismo nombre y el mismo apellido.
Se decía que la musa fue una bella mulata de quien estuvo
enamorado Cándido Rubio, un joven amigo
y condiscípulo del escritor. Pero Villaverde utilizó el nombre de Cándido para
el padre de Leonardo, y sólo le cambió el apellido, nombrándolo entonces
Cándido Gamboa. Comoquiera en la novela, padre e hijo estuvieron enamorados de
la mulata.
Esto de cambiar el nombre, el escritor solía hacerlo con
los protagonistas de la historia que quería contar y no así con las
personalidades de la villa, que no tenían que ver directamente con ellos.
Con respecto a Adolfo, como bien dijo, no volvió a las
regresiones; pero hoy es un hombre muy feliz. Nos confesó que después de
aquello, miraba con cierta vergüenza a su amigo Iván. Según él, sigue siendo
mujeriego, aunque ya dejó esa obsesión de buscar su media naranja para lograr
la felicidad en la estabilidad de una pareja. En aquella vida su alma se
equivocó al obsesionarse con su medio hermano, quizás en ésta, cuerpo y alma
hayan llegado a un acuerdo. ¿Cuál? No lo sabenos.
Me encantó!!
ResponderEliminarPerfecto
ResponderEliminarBravo, Bravo, Bravo !!!!
ResponderEliminarEs un cuento del hombre nuevo...un poco de historia...un poco de un alma desnuda. Adoré leerlo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarC’est super !
ResponderEliminarSimplemente encantador
ResponderEliminarSimplemente perfecto💛
ResponderEliminarDisfrute mucho ese estilo,otro manera de ver la historia...originalidad,sencillez...
ResponderEliminarDisfruté leyendo el cuento. Felicidades!
ResponderEliminarMuy original. He disfrutado mucho leyendo este cuento.
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