El hombre de los cuatro consejos Elizabeth Méndez Lopez Hace mucho tiempo en un pueblo muy lejano vivía una pareja de casados, ellos eran personas de muy bajos recursos. Un día el hombre le dijo a su esposa ¡tengo que irme a buscar trabajo! Con lo que gano acá, no nos alcanza ni para comer, me iré para darle un buen futuro a mi hijo que viene en camino... Dejó a su esposa embarazada y se fue a buscar suerte, camino cinco días y llego a una aldea, en esa empezó a buscar trabajo, pero no encontró nada entonces vio que un anciano que era sabio estaba sentado a orillas de la calle, se acercó y le pregunto ¿Señor por casualidad tiene algún trabajo para que me dé? Desde hace cinco días salí de mi casa y no he tenida suerte… El anciano le contesto: ¡Yo no vivo acá! Acabó de llegar a la aldea, pero si en algo te puedo ayudar, ¡te puedo vender cuatro consejos! El hombre le dijo: y para que quiero yo, cuatro consejos, si a p
En un momento no determinado de nuestras existencias emigramos y dejamos atrás nuestros más preciados tesoros: familias, amigos, libros y hasta alguna que otra tumba. Lo que creíamos como algo intangible, sobrenatural, desaparece mientras la nave sobrevuela. Ya no volveremos a ser de un solo lugar, para ser de muchos lugares a la vez. Perdemos nuestra memoria colectiva, para sobrevivir únicamente de nuestras personales memorias. Las Memorias del Hombre Nuevo: la mayor mentira del mundo.