Una mosca y yo
Rolando Lorié Rodríguez
Cierto día de esos
que denominan neutros, a modo de divertimento, analicé la trayectoria del vuelo
de una mosca irreverente; en un instante absorbía la miel, en otro instante
disfrutaba del estiércol, luego se posaba y defecaba en aquel añejo espejo
indiferente; la azoré y lo limpié con windex, entonces retornó a la miel, y
repitió su accionar fiel a su condición de díptera, esa vez, contempló su
propia sonrisa; yo volví a hacer lo mismo como laberinto de causas y efectos. ¿Podrá
ser una obsesión de la mosca o mía? ¿Quizás un rencor antiguo o un simple
conflicto de intereses?
Alucinante este pequeño gran cuento que nos hace reflexionar sobre nuestras acciones y sus orígenes con sus simpáticos simbolismos.
ResponderEliminarMe pueden decir porque no puedo darle un “like”?
ResponderEliminarTrato y no me deja
ResponderEliminar