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Desde lo alto

Lucy Barroso Hernández

Me volví y vi todas las violencias

que se hacen debajo del sol, he aquí

las lágrimas de los oprimidos. RV

 

Por la calle camina una mujer y toca cada puerta que ha tenido como amiga, en este momento se transporta a los tiempos en que vivió con su finado esposo, de nada carecía, ahora enfrenta otro matrimonio: un joven exigente en todos los aspectos, siempre en malas compañías que acechan el hogar. Ella en su pobreza de espíritu  se considera impotente ante el amor ciego.

….

Recuerda con la veracidad exacta el día que su pequeño perro escapó, y él lo pudo atrapar por las patas traseras.  ─¡Por favor no hagas eso! ─ Las palabras se convirtieron en fuego para la psiquis del hombre, que termina destrozando la cabeza del animal contra el contén de la calle; mientras la toma a ella por el débil brazo y la arrastra…..

─¡Oh, Dios! No quiero recordar esos momentos….y mírame aquí, pidiendo limosnas, he perdido la casa, los objetos más queridos, el pequeño Toby, y vendí todo para complacerlo a él,… hasta el teléfono, herencia de mi familia…..¡Ay mi familia! …..ya ni eso tengo, a nadie le importo. ¡Pero claro tengo la culpa…..ojalá hubiera muerto! Prefiero no llegar a casa, han cortado la electricidad, aún no tengo el dinero suficiente, sé que es tarde, llueve, tengo hambre……enfrentaré lo que yo construí.

Se acerca, escucha las carcajadas, pero no se detiene….

─¡Esa vieja que se muera en la calle, si no trae el dinero ella sabe lo que le espera!

─¡Oh Dios! ─ Cierra los ojos como en perenne oración. Ya está en el umbral.

─ ¿Y el dinero? Mira la oscuridad y no has hecho la comida….

Ella no infiere palabras, trata de pasar, él la toma por la húmeda ropa y le hace bajar la cabeza, con la otra mano le hala el pelo que se queda entre sus dedos. La mujer se retuerce de dolor.

─ Habla vieja …no te quedes muda ─

Logra soltarse, y entre pasos dispersos llega al baño para guarecerse. La fiera en acecho está a su espalda, una tabla cae sobre la cabeza, las fuerzas menguan y se desploma en el húmedo piso. Un extraño éxtasis la recorre, algo se desprende del interior, ahora flota, una luz emana de sí y puede observar cómo ha quedado tirada, mientras el enfurecido esposo, después de golpearla  le rasga la ropa dejándole desnuda. Es violada sin piedad, el pudor queda mudo. Los amigos ya ebrios aprovechan la oportunidad que él les brinda. Un infierno pasa por la inmóvil mujer; ella desde lo alto no desea regresar a su cuerpo, el estatus en que se encuentra omite el dolor, mientras descubre que algo le compensa con suavidad y frescura su espalda.

─ ¡Podré volar …es mi única esperanza! ─ Y divisa su pensamiento gravado sobre un lienzo con letras de sangre.

Ferocidad, flaqueza…/ es un hombre que se esfuma, más nace el lobo. / Es extraño extirparme la memoria…/ y en pedazos analizo.../ Por fin alcanzo hoy el color de mi quimera / y dibujo en otras manos a la esperanza…/ atisbando el baile del seol…. / Me aferro a su tibieza…./ mística, cómplice de las sombras, / sucumbo ante esa piel y ese ajenjo….. / y vuelo con las alas verdes que soñé. 

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