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Cautiva

Bleysis García Gutiérrez

 

Besó mis labios. El ritmo de sus latidos palpitaba en mi boca. No pude. Lo empujé y me cubrí el rostro. Llevaba tanto tiempo idealizando la realidad, no pude.  Todo lo que mi cuerpo esperaba eran sus manos. Pasarían años antes de que alguien pudiera encontrarnos. Sentí escalofrío en mis venas. Él, susurró.  Contuvo las lágrimas… dividió en sílabas el dolor de su mirada, y me volvió a besar.

Tuve miedo. También tuve sus rodillas frente a mis pies. No escuché las palabras… estaba consciente de su silencio, pero, sentí que gritaba.

Sonrió. La humedad en sus párpados congeló mi respiración. Era el mismo escalofrío. Las mismas manos temblorosas sosteniendo el revólver. Ni siquiera noté cuándo se levantó. Tenía la ropa rasgada. Mi sangre dibujaba su piel. Y sus labios, sus labios querían volver a besarme.

Yo había perdido la cuenta. Desde aquella tarde que amenazó con un puñal si no subía a su auto, no pasaban los días. Me aprendí su voz, y la misma frase: “No te obligaré a nada”.

Él apagó la luz de mi vida. Controló mi aire. Negociaba mi libertad con un deseo que nunca descubrí.

Mi cuerpo debía aceptar sus manos, entonces sería libre. Respiré y dejé caer los restos de lo que fue un vestido.  Se acercó. Bajó el revólver. Besó mis labios, pero… no pude.

Comentarios

  1. Esta muy bonito el cuento,m encantó ☺

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  2. Bueno como todo lo q escribes amiga bendiciones

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  3. Gracias, muchas gracias, bendiciones para ti tambien🙏🏼🙏🏼

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