Ir al contenido principal

 

 

Cacería

Elianet Rivas Santos

 

Agazapada, silenciosa, espero a mi presa. Se han presentado dos oportunidades, pero no he tenido suerte. Estos días de práctica no han surtido efecto en mis habilidades de envestir por sorpresa. Hará más o menos una hora y media hizo su última aparición. Jadeo, tengo la garganta reseca; hace un calor bochornoso ¡Grrrr! ¡Dios, qué hambre! Mi estómago no deja de retorcerse.

Estoy sentada a la intemperie, en pleno mediodía, un día de principios de septiembre. Poco se diferencia de cualquiera de esos días de julio en que parece nos derretiremos en cualquier momento. Hay un silencio sepulcral, ni una pizca de aire mueve las hojas de los árboles.  

Comienzo a balancear de forma absurda mis piernas nuevamente. Todos miran extrañados este movimiento desenfrenado e incoherente, pensarán que estoy loca. En esta cacería no estoy sola, es un competición por la supervivencia. Tengo que estar bien situada para tener oportunidad en esta turba hambrienta.

¡Ay!, ¡esta maldita ansiedad! Mi corazón late muy rápido, parece que se va a salir del pecho. Un sentimiento perpetuo de zozobra corta la respiración, me mantiene en eterno acecho, expectante. Los músculos siempre duelen de estar todo el tiempo engarrotada, contraída. Lo más vergonzoso es la intranquilidad, este movimiento maquinal e inconsciente de mis piernas que asusta a las personas.

He consultado a varios médicos por estos síntomas fastidiosos. Sobre todo, la falta de aire y el dolor en el pecho, me hacen pensar que me dará un patatún. Sin embargo, estoy completamente sana.

Todos comienzan a moverse. La turba se va amontonando y se siente el nerviosismo en el ambiente. La presa se aproxima, se divisa en el horizonte. Me incorporo rápidamente, calculo por donde pasará. Analizo bien la posición que adoptaré para sacar ventaja. En esta parte de la cacería siempre imagino que estoy en una plaza de toros en España: envisto a un toro negro, fornido y gigante con una de esas pañoletas rojas.

Doy un paso a la izquierda, otro a la derecha; ahora delante, luego detrás. Así voy midiendo por donde se abalanzará, por donde la investiré.

Estos últimos segundos son los más difíciles, parecen durar siglos. La ansiedad se mezcla con el miedo, no puedo evitarlo. No obstante, trato de sobreponerme. Hago un intento vano por calcular los pasos de la presa y los míos propios. Las experiencias pasadas me traumatizan más de lo que aportan y los ejercicios mentales, basados en el conocimiento previo, han sido infructíferos para autocontrolarme.

Ya llega, está muy cerca, casi puedo tocarla. En el minuto cumbre, vuelve a congelarme el pánico. La muchedumbre enardecida me empuja atolondrada,  llenándome de golpes, codazos, pisotones. Otra vez quedo de última. 

Veo como se cierran las puertas de la guagua. El chofer grita: ¡quítense del medio que no cabe más nadie!

Arranca el carro frenéticamente y acelera, deja una estela de polvo a su paso. El tercer carro que se me va esta tarde. Definitivamente es más difícil de lo que figuraba este arte de cazar guaguas.

¡Carajo!, a seguir esperando


Comentarios

  1. Buen retrato del gran drama que se puede tejer en cualquier rincón cubano, alrededor de un acto tan pedestre como abordar una guagua. Historia de un pqueño gran fracaso cotidiano que conozco bien.

    ResponderEliminar
  2. Me encantó el relato. Una breve descripción de lo que cotidianamente es simple en diferentes lares. Sin embargo, en esta tierra, es toda una hazaña lograr. Seguimos en temporada de caza. Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Exelente. Muchas felicidades me gusto mucho.

    ResponderEliminar
  4. Muy bonito me gusto mucho, muy típico, cuba bella

    ResponderEliminar
  5. Me encantó el cuento,me traslado a ese momento,mantienes muy bien el suspenso

    ResponderEliminar
  6. Ese estado que describes en el cuento se vive a cada día, ahora incluso más y en muchas cosas!!! Llegué a pensar que estabas en la cola del pollo!!! pero me equivoqué!! 😂😂😂

    ResponderEliminar
  7. Al leerlo a la primera, sabía q guardaba una sorpresa al final, pero no imaginé que fuera tal. Original, fue grato recordar viejos tiempos, cuando cada día iba de "cacería" detrás de la ruta 3 para llegar a la Universidad. Gracias por compartir. Fue un deleite leerte.

    ResponderEliminar
  8. Esta es la realidad de un cubano, que para lo mas insignificante, tiene que atravesar estas penurias diariamente.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ada Ofelia González Rizo: La narradora que desafía las sombras de La Habana En la calurosa Habana de hoy, donde los apagones interrumpen la rutina y la ciudad sobrevive entre la escasez y la resistencia, una mujer escribe. Entre el sonido de los pregoneros matutinos y el humo de un café recién colado, Ada Ofelia González Rizo construye crímenes y resuelve enigmas con la precisión de quien conoce cada rincón de su isla. Narradora, poeta, investigadora del alma humana y de las calles cubanas, Ada Ofelia no solo imagina crímenes, los disecciona con la mirada aguda de su personaje más emblemático: Ariadna. La investigadora policial que protagoniza su trilogía de novelas se enfrenta a un mundo donde la corrupción y el narcotráfico acechan detrás de fachadas culturales y discursos oficiales. En Crimen en la Fábrica de Arte , última entrega de la trilogía, Ariadna se adentra en el oscuro entramado de una Habana nocturna, vibrante y contradictoria. Junto a su compañera María Julia, enfrenta un...
  Verónica vence el miedo   Manuel Eduardo Jiménez   Verónica es una jovencita de 18 años. Ella y su novio llevan ya 17 meses juntos. La relación ha sido afectiva en todo momento, claro, con sus altas y sus bajas como suele ocurrirle a la mayor cantidad de parejas. En las últimas dos semanas Verónica no es la misma, no sabe que le sucede a su cuerpo. Se siente agotada, cree que no puede con el cansancio que le da de momentos. Los deseos de vomitar no se le quitan cada vez que intenta comer algo. Piensa ser demasiado lo que tiene arriba. Y en realidad quiere ir al médico, pero teme solo algo, estar embarazada. No quiere platicar con nadie, su madre aprecia su hija un tanto rara, pero no logra entender lo que ocurre… Camilo, su novio, interrumpe la conversación cuando ella empieza a contarle a su amiga lo que pasa. Unas horas antes llegó con un test rápido de embarazo, entonces no quedaba más remedios que contarle a su amiga lo sucedido y esperar el resultado ...
  Mathías Gómez Ugalde: El joven costarricense que conquista la literatura con su novela gráfica La literatura juvenil y la inclusión han dado un paso significativo con la publicación de Más allá de la galaxia , la primera novela gráfica de Mathías de Jesús Gómez Ugalde, un adolescente costarricense con autismo que ha logrado posicionar su obra en Amazon y será presentado en la prestigiosa Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) 2025. Con solo 15 años, Mathías ha demostrado que la creatividad no tiene límites. Nacido el 6 de septiembre de 2009 en Tronadora de Tilarán, Guanacaste, este joven autor ha convertido su pasión por la ciencia ficción en una historia cautivadora protagonizada por Duncan Hanks, un fugitivo intergaláctico que descubre el poder de seis gemas ancestrales mientras es perseguido por cazadores de recompensas. La novela, disponible en dos ediciones —una a color y otra en blanco y negro—, ha escalado rápidamente en los rankings de Amazon, ubicándose en el ...