Bajo
el crepúsculo
Seudónimo: La Luciérnaga
Me enorgullece la
tierra
que hará justicia juntamente conmigo.
Sopla el viento del atardecer después de un día de
exuberante calor; las avecillas buscan refugio en los ángeles de inmensas alas que
reposan aferrados a sus cruces desde su habitual silencio. En el blanco laberinto
puede escucharse el golpe del martillo y el cincel formando los niveles de una
obra con la intención de aprovechar la luz del sol. El hombre se detiene,
repasa con la mirada todo lo que está delante de si, llegan los recuerdos
indeseados que lo toman de manera extraña. Un sudor frío comienza a perlarle la
frente al saberse tan cercano a la tumba de su finada esposa; por unos segundos
le sobreviene un leve desvanecimiento que recupera poco a poco, analiza que ha
transcurrido un año en su nuevo trabajo después de los acontecimientos, y ahora
quiere darse otra oportunidad.
─No… no puedo irme… este es mi trabajo, seguiré hasta el
final. ─ Se sobrepone y con fuerza proyecta el martillo.
El gran portón de hierro se deja escuchar con su chirrido
oxidado. Desde su puesto de trabajo él levanta la cabeza, su vista no alcanza ningún
objetivo.
─Debe ser algún muchacho que no tiene nada que hacer. ─ Infiere
un poco molesto volviendo a su ritmo. Nuevamente unos pasos le hacen aguzar la
mirada ante el intricado cuadrilátero, y deja el asunto por vencido.
El sol en la rojiza y espectacular caída ha dispersado su
color sobre el blanquísimo campo santo. El tiempo con su interminable péndulo
va dando paso a la penumbra y disipa la hermosura en la estancia.
Una sombra se desplaza dejando tras de sí un hálito
extraño, escudriña el lugar donde el hombre labora, vuelve a desaparecer
sigilosa entre las tumbas. En este momento él se yergue por instinto, un
escalofrío recorre su piel; hace un intento por subir al borde del hoyo y queda
estupefacto al ver la silueta de su esposa con su atuendo holgado llegándole
hasta los tobillos, se limpia los ojos ante la duda, reconoce perfectamente la
vestimenta que se pusiera en el aniversario de bodas. Detiene su mirada en la
cabellera siempre recogida en un discreto moño, ahora la lleva suelta, algunas
mechas le ocultan el rostro… aunque no quiere verlo. La veracidad del recuerdo
trae la incidencia de aquel día en que él rompiera una manga de ese mismo vestido
a propósito para no verse en la obligación de llevarla al restaurante como le
había prometido, y todo finalizó en una horrenda pelea.
Reacciona al ver que trae en su mano la cruz de caoba
tallada por él recientemente. Piensa que nuevamente alucina, intenta una
comunicación.
─ ¡Por… por… favor… deja eso! ─ Su voz tiene un ligero
temblor, y escucha otra voz pausada que le parece de ultratumbas.
─¿A qué temes?...
─¿Yo?... ─ Vacila... Él, un hombre sin miedos, parece una
hoja batida por el viento.
─ ¡He vuelto… maldito!
─ Si… si… perdóname no quise hacerte daño… ─ murmura melancólico.
─¡Mentiroso!... ─ Escapa la palabra sustentada por una
señal, se coloca el dedo índice en la cien para hacerle memorizar.
Y comienza a generar en la psiquis del hombre la culpa.
Cómo humillaba a la infeliz mujer haciéndole pedir dinero por las calles. Cómo
podía sentir tanto placer al violarla en complicidad con sus amigos en las
orgias de alcohol y pastillas. Cómo pudo golpearla hasta causarle la muerte… ahora
necesita la redención, desea que todo sea un simple recuerdo.
─Perdón… perdóname, mi amor…te…te…─No puede terminar.
Ahora ella saca una pequeña navaja que fulgura al compás de
los movimientos, vuelve a emitir otra señal de horror. El viento ladea su
holgado vestido, se hace más irreal la sombría silueta que se acerca hasta el
borde de la bóveda. La luna en fase temprana la ilumina, un torbellino de polvo
y hojarascas se levantan a su alrededor, todo se mueve al compás de los
detalles. En un salto acrobático sube a la parte elevada de la cripta, acaricia
la cruz, deja escapar un sonido parecido a un sollozo… y en abrupto movimiento
de cabeza proyecta su mirada aun sin rostro… y grita en la penumbra.
Una energía sin límite se desprende.
La luna se tiñe con un nubarrón. Comienza a llover, una
centella se precipita en pura luz acompañada de un silencio, iluminando a su
antojo; repentinamente como en misterios vuelve a disiparse el espacio en un
chasquido. Con movimientos bruscos la gigantesca salta de forma espectacular,
cae al borde del cuadrilátero en construcción e inmediatamente clava el puñal
en el hombro de su víctima que ha quedado estático en el hoyo, y con la misma
agilidad le proyecta un golpe en la cabeza, este se bambolea. Ella espera el
efecto ocasionado por el madero que aún reposa en su mano.
─¡Oh… Dios...! ─No tiene control de sí mismo, busca apoyo
en las paredes.
Ahora piensa en Dios. El Dios bueno que nunca lo juzgó. La
suerte ha corrido de su lado, la justicia del hombre había olvidado su culpa.
Se sentía libre hasta un punto que solo él conocía.
─¡Oh, Dios… por favor! … ─Vuelve a balbucear.
─¡Cállate!... ─ Las palabras se vuelven lejanas en los oídos
del hombre.
Otro golpe es proporcionado en medio de la espalda sin
darle tiempo a una recuperación, cae de bruces sobre la mojada fosa, se retuerce
como un reptil. Nuevamente saborea con amargura la dibujada tabla que le parte las
costillas, aún se vuelca en defensa, ahora sus manos sufren las facturas y vuelve
a su inicial posición, un murmullo de palabras que solo él escucha comienzan a
atormentarlo… una convulsión lo estremece, momento después se desploma en el
hipnotismo recurrente contra el piso ensangrentado.
En breve tiempo comienza a despertar al sentir en su
trasero algo que le presiona obligándolo a su misma postura. La extraña ha
tomado posesión, ahora lo tiene bajo su mano, bajo la cruz que poderosa se
proyecta en el destino.
─¡A…se…si…no!... ─La voz se torna varonil.
Y presiona aún más; un temblor se hace visible en el
sepulturero ante la sensibilidad dolorosa del contacto, le traspasa la
ropa…penetra en la piel por el orificio anal. Retuerce el palo de cuatro filos
con toda su potencia, y se deleita ante la luna que unas veces la devela, otras
la oculta en su deseo voraz.
Un ave nocturna de desproporcionadas alas escudriña con sus
profundos ojos cada movimiento desde una cripta cercana, se despliega en un
vuelo fatídico, muy cerca vuelve a posarse en espera. Otra vez las manos no
guardan piedad, van desgarrando las entrañas hasta fracturar la pelvis
juntamente con la piel del vientre para hacer contacto con las losas ensangrentadas.
Un movimiento retorcido es la señal de vida junto al leve quejido; ella se
detiene… baja a la fosa, con fuerza voltea el cuerpo que queda aprisionado
entre la cruz y las manos que ahora obtienen el pequeño puñal encajado en el
hombro. Le rasga la portañuela de un tirón extrayendo los miembros viriles, los
corta uno por uno mientras la sangre se desliza caliente… y los introduce en la
boca del moribundo que en su flacidez se ha vuelto espaciosa. Así aprecia la
lentitud de la muerte hasta escuchar el último jadeo, haciéndose perceptible el
recuerdo de los antiguos Comanches.
Todo se detiene aparentemente en la esfera circundante, aun
el viento, la luna, el ave nocturna convergen en el instante. Los ánimos se
aquietan, la silueta se desplaza hasta el sepulcro cercano… parece esfumarse
dentro de su memorable vestimenta que acaricia sabiéndola completa, ahora
aparta el pelo de su rostro. Comienza a arder una luz en sus manos y la deposita
sobre la tumba elegida, allí reclina su cuerpo mientras el alma se va
desdoblando en un sollozo; por un momento se contrae profundamente… se
incorpora.
─Hermanita querida… cuanto tiempo sin justicia. ¡Ahora… descansa
en paz!
NUEVAS ENTRADAS DE
OBRAS AL II CONCURSO INTERNACIONAL DE CUENTO PRIMIGENIOS
El II Concurso Internacional de Cuento
Primigenios publica de manera exclusiva las obras concursantes en el blog de la
Editorial “Memorias del hombre nuevo”. En esta edición un jurado determinará el
cuento ganador, pero la interacción de los lectores con los cuentos publicados
es algo importante para la promoción y divulgación de la obra y los contenidos
editoriales de Primigenios, Lunetra e Isliada.org.
Las obras publicadas en el blog no han
sido editadas ni corregidas, según la regla del Concurso. Los autores son
responsables de las erratas que puedan aparecer.
El Concurso Internacional de Cuento
Primigenios ha recibido hasta la fecha más de 50 obras ya publicadas en el blog
“Memorias del hombre nuevo”, para que los lectores puedan acceder a todos los
cuentos concursantes. Además se publicarán las estadísticas de lectores por
obra y otros datos de interés que nos permitirán promover la lectura y el amor
por la nueva literatura, esa que se escribe desde cualquier lugar del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario