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El diario de José

 

DANIEL ALEJANDRO HORTA GARCÍA

 

 

 

Viernes 15

Hoy tuve un letargo más raro de lo normal. Estaba sentado en un sillón de madera. Sé que tenía las manos atadas aunque no llegué a verlas. Sólo me limité a observar la gris llanura que se extendía frente a mí. Me resultó entretenida. No pude voltear la mirada.

 

Sábado 16

El mismo sueño de ayer. Me ha ocurrido pero nunca con dos días tan cercanos. Esta vez examiné el cielo, estaba nublado. Miré mis muñecas y contemplé una soga. La verdad eso no me importó, tenía una vista interesante e hipnotizadora.

 

Domingo 17

Comienzo a preocuparme. Aunque me envuelve en un placer infinito sigo sin saber el por qué se repite la escena con tanto detalle. En esta ocasión no hubo nada nuevo, nada interesante, pero algo, algo me cautiva.

 

Lunes 18

Lo mismo desde hace tres días.

 

Martes 19

Todo empezó a cambiar desde que perdí el interés por seguir describiendo ese sueño. El viento sopló tan fuerte en mi rostro que me provocó cortes. Llovieron sin cesar gotas de sangre. Un aire frío recorrió mi nuca.

 

Miércoles 20

Apareció una mujer en el final de la llanura, en el principio del horizonte. Si no fuera mi sueño ni siquiera podría saber qué era esa mancha roja en la lejanía.

 

Jueves 21

Estuvo más cerca. Cantó tan fuerte que pude oírla. Traía una navaja en su mano. Por más que quería salir del sillón, la soga no cedió.

 

Viernes 22

No volveré a dormir. Cuando abrí los ojos ahí estaba ella, mirándome. No reía, no hablaba, sólo lloraba. Estoy en la esquina del cuarto mientras la mujer no se para de la cama. Tengo que matarla. Debe ser la única forma. Pero no en el sueño, ahí tiene ventaja.

 

Este fragmento de diario fue encontrado en la almohada del paciente José Sativa. Nunca notificó a los doctores acerca de este tipo de alucinaciones. Por esa razón se le dio el acta del Hospital Psiquiátrico de La Habana. Como contribución al proceso de su captura por el asesinato de tres mujeres mientras dormían, se le hace entrega de esta información al Instructor Penal Lázaro Gutiérrez. Por favor, perdone la demora de esta información.

 

Firma

 

Dr.Sc Francisco Alonso Bernabé

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