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El cuadro

 

Osvaldo S. Reina Rodríguez

 

                                                                      I

     No podía sustraerse al encanto de aquel cuadro. Un bosque por el que corría un arroyo de aguas transparentes, del cual bebían pequeños animales cuyas miradas reflejaban la tranquilidad de sus vidas; era un bálsamo para sus nervios. Llamaba más su atención la rustica cabaña construida en lo que  había sido el tronco de un gigantesco árbol. Creía sentir el olor de la vegetación, el crujir de las hojas al ser pisadas,  el trinar de las aves del bosque. Era como si hubiese estado allí.

     El tiempo transcurría lentamente, mientras él continuaba mirándolo embelesado.

     -Señor, vamos a cerrar-  le interrumpió la joven a cargo del salón,

Se demoró en contestar.

     -Disculpe joven, me fascina esta pintura aunque... es hora de irse

     -Señor, no es Usted el primero que se deja influenciar por la magia de esa obra de arte.

     -No logro leer la firma del artista ¿Quién fue?

     -Es obra de un pintor francés del medioevo llamado Michael. Decían que sus  cuadros  eran producto de la intervención del demonio, siendo destruidos junto a él. Este fue salvado por uno de los discípulos. Se encontró  en una cripta del Cementerio de Colón perteneciente a  una familia oriunda de Francia cuyo único descendiente prefirió quedarse en Cuba y falleció sin dejar herederos.

     -Tonterías –respondió y se despidió

     Salió del museo con la imagen del cuadro que lo obsesionaba. Tomó un taxi para ir a la casa, era el único lugar donde sentía sosiego. Desde que se hizo un hombre había roto con cuantos le rodeaban y hecho de su vida un infierno. Las peleas constantes en el hogar, los insultos, las incomprensiones y en la escuela, las burlas de los  compañeros de clases que no entendían su ensimismamiento. Nunca se casó, la infancia lo había marcado; prefería la soledad.

     Al llegar fue directo al baño para refrescarse, se sirvió una frugal comida y se acostó, pero la imagen de aquel cuadro no salía de su mente, podía recordarlo en todos los detalles, hasta la última hoja, la última piedra del bosque y la cabaña. ¡Eso era lo que más le atraía¡ Se imaginaba viviendo allí, rodeado de árboles y animales pacíficos que vendrían a comer de sus manos, y pensando en eso, sintió un vahído.

 

 

     Estaba donde quería, en el bosque, su bosque, a la orilla del arroyo,  descalzo, sintió la agradable frialdad del agua que mojaba sus pies. Comenzó a caminar en dirección a la cabaña. Todo era tan placentero. Los rayos de Sol  penetraban el tupido follaje dando al mismo diferentes tonalidades de verde, gris y plateado.

     Mientras caminaba fijó la mirada en la cabaña, parecía que estaba  puesta allí para él, para su disfrute, para acariciar la deseada soledad, tanto tiempo anhelada. Estaba por llegar. Las paredes, vírgenes, la sombra del bosque protegiéndola del calor, lejos del bullicio de la ciudad, de la hipocresía de la sociedad. No quería irse, se sentía radiante de felicidad.

 

 

II

     Era media mañana, sin embargo sentía que se había acostado hacía poco tiempo. Fue al baño, se duchó, vistió y tomó un ligero desayuno. Salió directo al museo. Quería nuevamente ver el cuadro; su cuadro. ¡Tenía que ser suyo de cualquier forma!

     La calle, abarrotada de personas dirigiéndose a diferentes lugares, caminaban bajo un cielo azul despejado de nubes; el calor de agosto era insoportable. Paró un taxi que iba hacia el centro de la ciudad. Sentado en el asiento trasero comenzó a recordar: “de pequeño se escondía en el lugar más apartado del patio, donde florecían las violetas y crecía lozano el tilo. Allí había creado un refugio, entre el muro que lo separaba del patio vecino y el frondoso algarrobo, apartado de todos, en el silencio sólo interrumpido por el crujir de las hojas y el canto de los pájaros. Recordaba la sensación de frescura que le transmitían las plantas, el musgo del muro, el tronco rugoso del árbol, la sombra. Muchas veces se durmió allí.

     Hubiera dado parte de su vida por volver a vivir aquellos momentos. Nunca le importó la opinión ni las burlas de los demás muchachos.”

     Mientras su pensamiento volaba, el taxi se movía por toda la ciudad, donde la gente iba y venía, ignorando que dentro de él, iba un hombre renuente a seguir siendo parte de este mundo. Por fin llegaron al museo.

     -Son diez pesos.

     -Cobre y quédese con el vuelto.

     -Gracias.

     Caminó hacia el museo, pagó la entrada y se dirigió a la sala donde estaba el cuadro. Al llegar encontró sólo un espacio vacío.

     -¿Señorita, dónde está la obra que estaba aquí? ¿Por qué no está?­-preguntó con angustia a la joven que custodiaba la sala.

     -Se está restaurando Señor. Decidieron hacerlo porque aparecieron  unas pequeñas manchas y… algo curioso, cuando el restaurador las observó con una lupa semejaban  huellas de pies descalzos. En estos momentos se está analizando qué pudo haber causado tal efecto, cuando están creadas todas las condiciones para la  conservación de las obras.

     -Muchas gracias -respondió con la voz entrecortada poniéndose súbitamente pálido.

     -¿Se siente Usted bien Señor?

     -Sí, no se preocupe.

     En la calle, pálido, tembloroso e incrédulo pero con cierta  esperanza en su corazón comenzó a caminar, necesitaba  aire fresco. Ni siquiera se daba cuenta hacia donde se dirigía, sólo quería caminar, poner en orden sus ideas. Estaba ciego, ni siquiera esquivó un coche que venía al trote de su caballo cuando cruzaba una de las calles.

     -¡Te van a matar imbécil! –le insultó el cochero.

     No escuchó, sólo tenía en mente el cuadro, aquel cuadro que hoy no había podido ver porque lo estaban restaurando. Aquel que según le habían dicho tenía ahora  unas pequeñas huellas ¡Dios Santo! ¿Sería posible?

     Él había caminado por ese mismo sendero sintiendo la frescura del arroyo al mojar sus pies descalzos, la fresca brisa en su rostro.

     Estuvo largo rato caminando perdiendo la noción del tiempo. De pronto sintió sed. Miró el reloj de pulsera y vio que eran casi las tres de la tarde, debía volver a la casa,  sentarse a pensar, pero pensar qué, si todo estaba claro.

     Recordó al viejo profesor de Física, que en una ocasión les había hablado en la Universidad de los universos  paralelos. En aquel entonces pensaba que todo eran fantasías de un viejo profesor chiflado.

 

 

                                                        III

     -Profesor, vine para hablar con Usted de un tema que en una ocasión nos impartió en la Universidad y algunos de nosotros nos mostramos escépticos.

     -Je je, me imagino a que tema te refieres. ¿Por qué te interesa ahora?

     -Profesor, con el tiempo las personas cambian en muchas cosas, sobre todo en la forma de pensar.

     -Eso es cierto. A ver ¿Qué quieres saber?

     -Quiero que me hable con profundidad de los mundos paralelos y los universos múltiples.

     -Nada más fácil para mí, querido muchacho –contestó el viejo profesor con la  sonrisa de quien por fin, triunfa sobre la incredulidad de los demás y adoptando una posición cómoda en su viejo butacón, comenzó.

     -Universos paralelos es el nombre de una hipótesis física, en la que entran en juego la existencia de varios universos o realidades relativamente independientes. El desarrollo de la física cuántica, y la búsqueda de una teoría cuántica de la gravedad, conjuntamente con el desarrollo de la teoría de las cuerdas, han hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples universos paralelos conformando un multiverso.

     La explicación duró más de dos horas y terminó  con las siguientes palabras.

     -La mente humana es muy compleja, tanto que ni el mismo hombre ha sido capaz de desentrañarla y lo digo con conocimiento de causa. En una ocasión, sólo por un breve espacio de tiempo y con una gran concentración en lograr mi objetivo que era trasladarme hacia otro mundo paralelo logré, repito, sólo por un brevísimo espacio de tiempo trasladarme, pero no tuve la suficiente fuerza de voluntad para mantenerme allí y regresé.

     Se despidió avanzada la tarde.

     Esa noche se preparó psíquicamente, realizó los ejercicios de auto relajación aprendidos en el curso de energía cósmica  con un monje vietnamita. Debía relajarse, comenzó a respirar, necesitaba el silencio de la noche. Esperó con paciencia su momento.

     Tomó una cómoda posición y comenzó a respirar, inhalaba y expiraba, inhalaba y expiraba, se relajó tanto que no se dio cuenta.

Comenzó a ver luces de diferentes colores fundiéndose unas con otras, vio  imágenes nunca vistas, se sintió transportado en el tiempo, el espacio, sintió el cuerpo flotar y una paz que  nunca había logrado. Perdió la noción de todo, hasta de su propia existencia.

 

 

IV

     -Director, necesito que vea esto—pidió casi como una súplica el restaurador del museo.

     -¿Qué  pasa Torrealba?—preguntó el Director.

     -Anoche terminé la restauración de este cuadro. Eliminé las manchas que inexplicablemente tenía y mire ahora, nuevamente le han salido. Lo más desconcertante es que se ven mucho más claras que las anteriores y… ¡mire, siguen saliendo y van en dirección a la cabaña!… ¡han llegado! ¡Por Dios, se está formando allí una mancha mucho mayor a la entrada de la cabaña!

     Alrededor de ellos se agruparon otros restauradores. Se quedaron estupefactos, porque en la puerta de la cabaña ya se podía observar la silueta totalmente clara de una figura humana.

­­   -¡Alcáncenme la lupa! -pidió casi a gritos el restaurador y mirando a través de ella pudo observar la figura y su rostro.

 -¡Santo Cristo se está riendo¡ -exclamó atónito

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Me encantó este cuento, esta fantástico, adoro la ciencia ficción, increíble imaginación del autor, lo felicito Señor Osvaldo S Reina

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  2. Muy interesante, divertido y cinematográfico. Felicidades al autor

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  3. Maravilloso!!! Hasta yo me trasladé a esa cabaña. Que surrealismo tan vívido, cuanta añoranza, cuanta fuerza. Me encantó el cuento. Mis respetos y felicitaciones al autor el Sr:Osvaldo S Reina. BENDICIONES y ÉXITOS

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  4. Me encanta ese cuento,muy bien redactado,me traslade al cuadro,realmente fantástico,felicidades al autor y mucho exito

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