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Hoy

Cristina Lona

 

 

Hoy es un 3 de septiembre, el inicio de un nuevo año escolar, siempre me he preguntado porque le temo tanto a los cambios, a pesar de tener 16 años mis miedos aún no han desaparecido, lo nuevo, lo desconocido.

Todo está callado en esta ciudad, muchos jóvenes se sienten  realizados por un nuevo ciclo; la misma escuela, el mismo salón de clases, los mismos integrantes de esa gran familia que se había formado años atrás, sin embargo, yo no pertenezco a este el lugar, siento  un vacío en mí, como de las veces en las que comes un dulce y este no te satisface en su totalidad, sino que necesitas recurrir a otro para poder sentir satisfacción, así es como describo esta etapa de mi vida, en donde pude cambiar la sensación de admiración ajeno y dejar de lado mis propias expectativas para unirme a un grupo predilecto para muchos, pero que para mí, solo significa un efímero instante de superioridad. Mis libros son mi única compañía para hacerle frente a este mundo al que yo no pertenezco.

Hoy inicio mis clases en este círculo interminable, yo tímida como es característico, ingreso en aquel lugar en donde jamás creí que iba a sentirme tan incómoda, recorro por medio de las bancas que se encontraban en ese salón, hasta llegar al final, esa es mi principal costumbre desde el principio de mi vida escolar. - Me ubico en mi pupitre y las clases inician. Un montón de números y leyes que simplemente no significan mayor cosa, mi mente vuela por mundos desconocidos, pensando en el presente y en mi futuro, refutando secretamente la catedra dictada por mis maestros y escuchando lo absurdo de cada materia que me es impartida, yo no siento que nada me sirve para mi verdadero sueño, llegar a plasmar mis experiencias e historias inmortalizarlas en un pedazo de papel, esa es mi única distracción en las interminables horas de clase.

Parece que el reloj se detiene cada vez que pongo atención, como deseo que los minutos pasen rápidamente, pero cada segundo es infinito. En los pocos momentos libres trato de distraerme, mirando mi teléfono, extrañando a mis antiguas amigas, y maldiciendo el momento en el que tome esta terrible decisión

A lo lejos, pude divisar una joven la cual me pareció muy diferente a las demás, es muy callada y temerosa, ya que no se acerca a ninguno de los grupos ya creados, entonces decido aproximarme a ella, ya que dicen que los mundos raros se comprenden y entablo una conversación. Para ser franca soy pésima haciendo amigos, ese es uno de mis principales defectos que me impiden relacionarme con personas, sin embargo, está aceptando mi platica improvisada haciendo que  unos pocos minutos sean más llevaderos, pero no siento que es lo que estoy buscando.

Así está pasando el tiempo, tan lento como el caminar de una tortuga en verano, aburrido y repetitivo, hasta que para empeorar las cosas, escucho que se está creando un nuevo espacio en las materias que tanto odio, el baile, una de las actividades negativas en mi vida, que gracias a mis inseguridades no la estaba desarrollando como los demás adolescentes, por otro lado, esta no era una acción que me llame la atención, pero tengo que realizarla obligatoriamente como todo lo que estoy haciendo en esta etapa de mi vida. Uno de los peores momentos, es la elección de grupos para la realización de coreografías, como es de costumbre estoy formada al final, y observo a una persona, que por lo distraída que soy no me había fijado de su existencia, me llama la atención por la forma muy infantil de su comportamiento, pero al observar mi rechazo decide alejarse. Al darme cuenta que es lo único que me llamaba la atención, empezamos a platicar de varios temas, es la primera vez que hoy entablo una conversación sobre pensamientos muy interesantes.

Me inspira mucha confianza, tiene un aura diferente a las personas que estaba conociendo, es una de esas pocas veces en las que siento que es elemento indicado para poder confiar mis secretos más ocultos e inapropiados para la gente común, sólo en un momento de interacción estoy contagiándome de esa energía tan positiva, y en este corto tiempo, estamos creado un lazo muy fuerte, en donde al desarrollar una conversación no puedo dejar de ver esos ojos tan profundos y claros.

Cada historia es sumamente interesante, y los detalles son realmente importantes para el relato de cada vivencia, estamos pasando horas y horas en un parque desahogándonos; el tiempo simplemente resulta un factor que realmente no me importaba. Siento tanta felicidad al poder observar a esta persona, incluso, dejando que sus abrazos me revitalicen, tomando en cuenta que jamás había permitido un contacto directo con alguna persona, todo lo me está pasando es tan extraño, ya no estoy escribiendo para mí, por el contrario, cada creación es juzgada por ese alguien más.

Realmente significa un nivel más alto en mi vida, capaz de cambiarme el estado de ánimo tan solo con una sonrisa, es admirable mi transformación, puedo sonreír y llorar, saboreando el cielo y el infierno con tan solo sentirlo cerca, mi tiempo está corriendo cual mar calmado en un día de otoño, ya solo quiero estar junto a este personaje, comer, incluso mostrarle uno de mis talentos ocultos, el canto. Ya en la noche caminábamos por las aceras de la ciudad, entonando canciones clásicas mientras la gente nos miraba extrañamente por nuestra terrible desafinación. Sí, que lastima, el día acaba de terminar y me di cuenta que esta persona sólo está viviendo en mi imaginación.

 


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