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Lo insólito

Andrés Gómez Quevedo

 

I

Un tipo quemado por el sol, con la ropa demasiado ceñida, tatuajes masivos y un derrumbe de dreadlocks le preguntó: Hello my friend, what are you looking for? Maybe girls?, y eso lo convenció de que tal vez podía ganar un buen dinero a costa de la pornografía sin que se enteraran de que era cubano. Él no habló, después de todo le gustaba la idea de ser confundido con un europeo por ser rubio, alto y musculoso. Hizo un gesto para negarse y siguió su camino.

Unas cuadras más adelante, cuando iba por los estudios de Radio Progreso en la calle Infanta, sintió un estruendo y gritos de gente asustada. Se trataba de un batallón de gatos que iban corriendo desenfrenadamente. La gente huía despavorida. La televisión llegó tarde, pero transmitieron todos los vídeos captados por los celulares y cámaras de los transeúntes. Las imágenes recorrieron el mundo entero. Nunca se encontró una explicación para los gatos que se lanzaron del malecón y nadaron hasta perderse. Luego de un estudio, se dieron cuenta de que solamente habían huido los gatos callejeros, lo cual fue interpretado como un experimento científico para limpiar las calles. Esta idea se descartó pues nunca sucedió con los perros. Los religiosos hablaron del apocalipsis, el pánico y los memes cundieron las redes sociales y la prensa oficialista empezó a culpar al imperialismo yanqui. Para él fue una señal de que cualquier cosa podía pasar en el mundo moderno.

Observó la retransmisión del éxodo felino, parado y desnudo frente al televisor de un alquiler barato para sexo fugaz. Se dio un trago de cerveza y contó los billetes que le había dado el cliente antes de irse. El embrollo de sábanas sobre la cama, el olor a lujuria y a alcohol, más las alabanzas acumuladas; lo instaron a resolver que sus dotes de amante eran dignas de grabarse y compartirse, que a alguien como él un simple vídeo sexual no podía hacerle más daño que la miseria en la que llevaba tanto tiempo sumido.

Por esos días llegaba un amigo suyo de Inglaterra. Wilhem trabajaba como productor de televisión allá. Se habían conocido en Facebook y tenían planeado tener sexo, a pesar de estar ambos comprometidos; Wilhem con otro hombre, y él, con Celia, una flaca pelirroja y alocada que trabajaba como ascensorista en un edificio donde vivían artistas y gente importante.

Estaban en la playa cuando él le dijo a Celia que en un par de días llegaba Wilhem, y que había aceptado acostarse con él. Ella se echó a reír y se dio un trago de ron.

-Bueno, pregúntale si le cuadran los tríos. Si me tengo que vestir de macho me avisas.- se besaron en la boca.- Maricón desfachatado.- Le dijo tranquila como si aquello se tratara de planear un almuerzo o una fiesta.

Más tarde, saliendo del agua, le preguntó si todavía podía meterse por la vagina una botella de ron de las de un litro.

- Hace mucho tiempo que no lo hago, pero podemos intentarlo.

Se fueron a casa y allí Celia se sentó, poco a poco, sobre la botella de Habana Club que Alfonso había ensopado en lubricante.

-Creo que podemos hacer un dinerito si te filmamos.

Celia lo pensó unos segundos. Siguió clavándose. Lo miró con ojos de persona esquizofrénica que tiene un asomo de lucidez y le comentó:

-No sé.  En este país no hay nada que dé más curiosidad y repulsión que un cubano que haga porno. Además, esos videítos siempre terminan en las computadoras de todo el mundo y cuando vienes a ver lo sabe hasta la vecina vieja que en su vida ha visto pellejo[1].

Él estaba resuelto a convencerla y evadió las censuras:

-Hablas en inglés, te haces pasar por yuma[2], ¿y quién dice que eres cubana? Hace tiempo leí que existe para cada persona un doble idéntico en algún lugar del mundo. Hasta vi las fotos que hizo un hombre que reunió a varias personas que parecían gemelas, sin ser familia ni nada.

Celia se encogió de hombros y no tuvo que asentir, para Alfonso ya esa era una respuesta positiva.

Wilhem llegó de noche. Alfonso lo esperaba un tanto nervioso. Se abrazaron como viejos conocidos y alquilaron un taxi hasta la casa de alquiler que Celia había resuelto para ellos. Alfonso creía que el inglés sería más blanco, pero el tipo mostraba un ligero bronceado que lo hacía lucir como si llevara ya un tiempo en el Caribe. Celia también les había conseguido un poco de marihuana. Había un muchacho cerca del malecón que las vendía, “Chainís” lo llamaban.

Alfonso se sorprendió tratando de advertirla.

-Ten cuidado que a veces te dicen que fulanito vende María, pero lo hacen para saber si consumes, o lo que sea, entonces vas, compras, y cuando menos te lo imaginas estás presa porque el comemierda que las vende también es de la seguridad del estado.

-No te preocupes, no es la primera vez que la compro.- Él la miró sorprendido.- No para mí. Hay un tipo del edificio que me paga porque se las consiga.

-Así que gente importante.- Se cruzó de brazos.

Más se sorprendió al tener que entregarle  su hueco al cuerpo rudo de Wilhem, que resultó ser un activo fanático a empalar machos y no un tragaldabas como la mayoría de su clientela.

En la ducha le comentó que Celia hacía algo genial y digno de grabarse. El inglés soltó un alright que sonaba más a desinterés que a curiosidad, pero Alfonso insistió tanto que al otro día la pelirroja se apareció en el alquiler y demostró sus habilidades de dilatación.

-¿Crees que podemos ganar algo con esto?

-Well, esto no ser new, pero poder hacer dinero. Tengo amigo, él saber de estas cosas.

-Money, háblame del Money, talk to me about the Money, man!

-Don’t worry.- Sonrió Wilhem.-¿Qué bolá?[3]-Preguntó sin sentido pues había aprendido la frase y le resultaba un reto divertido pronunciarla correctamente (algo que nunca logrará).

El vídeo de Celia fue titulado Bottle bitch. Luego filmaron otro donde Alfonso y ella tenían sexo y gemían frases en inglés. Como ambos eran bien blancos, hasta a Wilhem le parecía a ratos que no estaba lidiando con cubanos. En un momento de la película, mientras Alfonso se movía sobre ella en la posición del misionero, una mano fantasma (la de Wilhem), penetraba un consolador en el ano de Alfonso, mientras otro ya vibraba en el de Celia. Aquel reguero de gritos fue titulado Anal vibes y ambos ganaron quinientos dólares por hacerlo.

La película fue editada y luego vendida en Internet. Celia y Alfonso tuvieron miedo de ser descubiertos, pero con el paso de los meses rebajaron el nivel de paranoia con altas dosis de compras pacotilleras y sus vidas volvieron a las rutinas de antes.

De vez en cuando el inglés les giraba algo del dinero extraído de las ganancias de la porno, y con eso compraban más comida, más ropas; y hasta lograron arreglar el baño que tenía un salidero de agua y el lavamanos cuarteado.

 

II

Alfonso fue contactado por un español. El tal Nico estaba encantado con la idea de conocer Cuba, fotografiar los paisajes, los barrios, la gente. Alfonso se ofreció de guía y hasta le habló de rentar un auto para poderlo llevar a los Mogotes en Pinar del Río, al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago, a Trinidad, a Varadero y a Cayo Coco.

Unas semanas antes de su llegada, Nico le envió un mensaje donde decía que lo había visto en una película pornográfica y que le parecía muy atrevido de su parte. Alfonso le respondió que nunca había hecho algo así. Ante la incredulidad del interlocutor español le respondió que todo el mundo tiene en otra latitud del planeta alguien o muy parecido o idéntico. Nico pareció convencerse o darse por vencido ya que no volvió a tocar el tema.

En casa le dijo a Celia:

-Tienes que perderte.

-¿Por qué?

-Porque nos vió en la porno y le dije que yo nunca había hecho eso. Le tuve que meter el cuento del doble de cada uno en otra parte del mundo…

-¿Tú eres comemierda? Como siempre hablando de más. Ni siquiera yo me creo el cuentecito ese de la copia de uno en otra parte...

-Si te ve aquí te va a identificar, así que piérdete.

-¿Para dónde tú quieres que yo me vaya?

-Para la casa de tu mamá en Camagüey. Serán sólo quince días.

-¡Ni muerta!

-Agarra y vete.- Le ordenó poniéndole un fajo de trescientos dólares en las manos.

-¿Y esto?

-A ti nunca te ha importado de dónde saco el money. Recoge y arranca.

-Yo no entiendo, si el tipo y tú se van de viaje por todo el país, ¿qué importa si me quedo en La Habana? Con encerrarme en la casa basta.

-¿Y si quiere ver dónde vivo? No estoy para el corre-corre ese. Ve a ver a tu familia y estate tranquila.

Tal y como lo había pensado, Nico quiso visitar su casa. Tomó fotos de una típica vivienda cubana, comió arroz con frijoles, huevo y plátano maduro fritos, ensalada de aguacate y jugo de mango. Conversaron de la vida en la isla y tuvieron una caminata por los principales centros de interés turístico de la ciudad. Al otro día rentaron un auto y salieron a recorrer Cuba. Antes de volver a España volverían a caminar por La Habana.

Lo único que tenía extrañado a Alfonso era la falta de interés sexual del español, quien solo se mostraba atraído hacia los viajes y mantenía un trato meramente amistoso hacia su persona.

Camino a Viñales, Nico empezó un cuestionario que le resultó un tanto incómodo al cubano.

-¿Y nunca has viajado al extranjero?

-Si te digo que nunca me he montado en un avión, ni siquiera para un viaje interprovincial.

-El nombre de Susana González y Augusto Javier Cruz ¿no te suenan?

-No, ¿por qué?

-Por nada, son dos amigos españoles que estuvieron aquí en Cuba hace unos meses, cuando les mostré tu foto te reconocieron, dicen que los guiaste hasta La Bodeguita del Medio una tarde.

-No recuerdo haber guiado a nadie con esos nombres hasta allí. O tal vez sí, y no lo fijé. Uno conoce a tanta gente en La Habana Vieja todos los días, tú sabes.

-Ok.- Alfonso lo miró extrañado.

En una gasolinera, mientras rellenaban el tanque, el español se apartó para hacer una llamada, pero antes le dio unos billetes a Alfonso para que comprara algo de comer y así tener un poco de privacidad.

Otra vez de vuelta a la carretera, Nico tuvo deseos de orinar y se detuvo. Miró a todos lados como temeroso a que lo vieran. No se acercaba ningún otro vehículo.

-¿Qué, tienes miedo a que te cojan meando?-Bromeó el cubano.

-No, no es eso.- Contestó saliendo del auto.-¿Pudieras acompañarme?- La pregunta extrañó a Alfonso. Lo tomó como la indirecta para llegar ese roce sexual que él esperaba y que ya no parecía posible. Diligente obedeció al potencial amante extranjero. Caminaron un poco sobre la yerba para adentrarse entre unos árboles que vistos desde la ventanilla parecían más cercanos a la autopista de lo que realmente estaban.  Una vez guarecidos por la sombra de la espesura salvaje Nico sacó un arma y lo apuntó. El otro, estupefacto, empezó a gritar y a suplicar por su vida. Sin dejar de apuntarle a la frente, Nico extrajo del bolsillo una fotografía de dos cadáveres; una mujer y un hombre víctimas de un tiroteo.

- ¿No los conoces?

-No, no sé quiénes son.

-Ah, no sabes. Pues son la hija de mi jefe y su esposo. Ahora resulta que no te acuerdas. ¿Dónde está la pasta y la mercancía que nos robaste? Gilipollas de mierda.

-¿De qué hablas?

-¿Crees que me iba a tragar el cuentecito ese de que hay en el mundo alguien igual a cada uno de nosotros? ¡Maricón! Has aprendido bien el acento cubano, pero no me engañas. Nunca traté contigo directamente pero bien que me advirtieron de ti, te observé detalladamente  Ernesto Jiménez…

-¿Qué? Yo no me llamo Ernesto. Soy Alfonso, me viste en Facebook.

-¡Cállate marica de mierda! Y eres tan gilipollas que hasta haces porno y te publicas en Internet con identidad falsa.

-Yo no he hecho nada… bueno, la porno sí…La porno sí... Pero me llamo Alfonso ¡Coño, me llamo Alfonso!

-Mi llimi Alfonso, mi llimi Alfonso- Se mofó Nico del llanto del otro.- Tampoco sabía que te gustaba que te dieran por detrás Ernesto, digo, Alfonso ¡Vírate!

-Sí, sí, sí, me viro, lo que tú quieras pero no me mates.- Alfonso se puso de espaldas y el español lo dobló hasta ponerlo en cuatro patas. Le ordenó que se zafara el pantalón.

Alfonso cumplió, llorando y suplicando a varios santos católicos y orishas. Pudo sentir el frío del arma acercándose a su ano.

-A tomar por culo.- Gritó Nico y disparó.

Al ver que daba vueltas en la tierra, con unos chillidos de dolor más animal que humano, le sacó los sesos a balazos y concluyó con el patético performance de muerte.

Ya en el auto, de regreso a La Habana, marcó un número en el celular y le dijo a la persona que respondió del otro lado:

-Misión cumplida señor.

 

Celia regresó a casa luego de ser contactada por la policía e informada del asesinato de su compañero.

Se inició una investigación que duró varios meses. El caso no se resolvió. No existía el tal Nico que ella había mencionado, ni en Facebook, ni en ningún informe del aeropuerto, Cubataxi, Hotel o Airbnb alguno.

 

 

III

Ernesto Jiménez entró en un bar de Londres, se sentó en la barra y pidió una cerveza. A los pocos minutos una rubia regordeta con vestido apretado se le acercó. Empezó a observarlo deseosa de iniciar una charla pero insegura de dar el primer paso. Ernesto le preguntó en inglés si quería algo, y ella, con acento americano, le respondió que tenía la certeza de haberlo visto antes en algún otro lugar. Ernesto creyó que se trataba de una espía. Para evadirla pagó rápido con la intención de retirarse.

-¿Por qué me huyes? Pensé que serías más atrevido.-Le preguntó en inglés.

-No la conozco señora.- Le respondió con rudeza convencido de que era una espía. ¿Por qué tenía que decirle que lo creía más atrevido? Metió la mano en el bolsillo interno de la chaqueta para comprobar la presencia el arma en caso de que fuera necesaria.

-Claro que no me conoces, pero podemos llegar a conocernos. Me llamo Katy. Me gusta como eres, o sea, lo que haces… disculpa, es que me pongo un poco nerviosa. Nunca había tenido tan cerca a alguien que se dedica a lo que…

-¿Quién te mandó?- Katy, perpleja, dio un paso atrás al darse cuenta de que aquel hombre estaba a punto de sacarle un arma en cualquier momento.

-No sé de qué me hablas. Yo sólo vi tu película.

-Yo no soy actor y lo sabes bien, no me vengas con esa ahora.

-Ok, no hay problema…. ¿sabes qué? Mejor olvídalo.- La mujer le dio la espalda y salió del bar notablemente decepcionada. Ernesto se quedó pensativo unos segundos hasta  que decidió seguirla para saber hacia dónde iba. Era más conveniente eliminarla antes de que lo delatara. Marcó el número de su socio en el celular y habló en español:

-Oye, creo que nos pillaron, o al menos a mí… ¡Te dije que era mejor si nos hacíamos la cirugía plástica!.... Ya me descubrieron ¿qué coño queréis que haga?.... No tengo más opción que eliminarla lo más limpiamente posible…sí, claro, la estoy siguiendo. Es buena la muy hija de puta. Actúa como si nada en la vida, haciéndose la guarra conmigo… vale, vale... Hago esto y me voy para allá de inmediato….Os veré pronto.

Katy se dio cuenta de que la seguían y dobló para llegar a una calle más transitada. Ernesto corrió para alcanzarla. Fingió conocerla para despistar al resto de los transeúntes y la apuntó por detrás con el arma camuflada en el abrazo. Le ordenó que se calmara y que lo siguiera.

La condujo hasta un edificio y se montaron en el ascensor rumbo al sótano. Allí le asestó tres disparos que nadie escuchó gracias al silenciador y se fue a tomar un taxi que lo regresara hasta el apartamento que compartía con sus secuaces.

Unos días después, cuando iba para la consulta del cirujano plástico que le cambiaría el rostro para hacerlo irreconocible, justo antes de entrar en el auto, un hombre lo detuvo en la acera para saludarlo en mal pronunciado español.

-Alfonso ¿qué hace aquí?

-Está equivocado señor. Apártese.- Su socio lo miró extrañado, temían que fuera otro espía.

-¿No reconocer? Soy Wilhem, ¿no recordar aventura en Cuba?

-Yo nunca he estado en Cuba ¡Lárguese antes de que le rompa la cara!

-No entender.

-¿No entender?- Le profirió Ernesto entre sarcástico y amenazante.- Pues yo sí.- Le hizo una señal a uno de sus hombres y éste sujetó a Wilhem por los brazos.

- Let me go! Help! Let me go!- Ernesto hizo otra señal y el hombre se llevó a Wilhem. Más tarde lo mató.

 

Celia estaba dando un paseo por La Rampa con una pareja de canadienses que había conocido en la calle. Iban a doblar por 21 y M para llegar al Hotel Nacional, cuando sintieron el estruendo de una gigantesca bandada de perros de todas las razas que corrían rumbo al malecón. La gente huía despavorida. Los carros y ómnibus se detenían y pitaban haciendo un coro atormentador. Filmaron el extraordinario acontecimiento. Al cabo de los días vendieron el vídeo a una televisora canadiense y las fotografías a una revista norteamericana. Volvieron las especulaciones, pero no se llegó a ninguna conclusión. Con los días, la seriedad y perplejidad del asunto se convirtió en una oleada de memes y el pueblo terminó construyendo frases como: se piró como gato (o perro)por el malecón, para referirse a los apuros migratorios típicos de los cubanos.

 

IV

Uno de los hombres de Ernesto Jiménez le llevó una película donde aparecía él teniendo sexo con una mujer desconocida. Observó detenidamente cada detalle de aquel individuo cuya cara y complexión física eran, de manera insólita, idénticas a las suyas antes de la cirugía.   

De pronto entendió el misterio de la mujer en el bar y el del tal Wilhem que decía conocerlo.

Algo sí que era diferente. Se bajó el pantalón y mostró a sus socios una mancha de nacimiento que le abarcaba toda la región crural, ese detalle lo desigualaba de aquel actor porno que se dejaba penetrar por una mano fantasma armada con un consolador.

Respiró profundo, supuestamente los había convencido de no ser el tipo del maldito filme. Todos se quedaron con la duda, pero como ya le habían cambiado el rostro y era totalmente diferente, a Ernesto le importó un comino.

 

Años más tarde se encontrará en el aeropuerto de Frankfurt con un agente de la aduana cuya cara será idéntica a la que le construyeron para dejar de ser él. Se mirarán con asombro durante varios segundos. Ernesto le sonreirá, se citarán en una cafetería del propio aeropuerto y se harán amigos en media hora. Perderá el vuelo por aceptarle una invitación a cenar, pero lo matará en el taxi y al chofer también.

De regreso a Inglaterra, cegado de rabia, matará también al cirujano plástico que definitivamente no pudo evitar que en el mundo hayan siempre dos personas físicamente idénticas.

 



[1] Pellejo: Palabra comúnmente usada para referirse a la pornografía.

[2] Yuma: Extranjero, generalmente de los Estados Unidos. También se aplica para casi todos los turistas y personas que vengan de cualquier parte del mundo. 

[3] ¿Qué bolá?: Típico saludo informal de los cubanos. Su origen es marginal pero hoy en día es usado de forma jocosa entre todo tipo de personas cuando ya hay confianza. 

 

Comentarios

  1. Realismo social impactante.
    La manera del relato, llega rápidamente por el lenguaje en el que expresa y describe sus maneras.
    Lo he disfrutado mucho.
    Realmente una promesa como escritor de la narrativa contemporánea cubana.
    Gracias y esperamos más.

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  2. Simplemente, genial! Me encantaría leer más del autor.

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  3. Super interesante el cuento,de los mejores que he leído. Felicitaciones al escritor

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  4. Bravo ! Muy bien escrito .

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  5. Me encantó disfrutar de su lectura, te atrapa desde el primer momento, felicidades espero seguir leyendote. Mary

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  6. Bravo ! Muy buen escrito .

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  7. La muerte y las apariencias, siempre atrapan!

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  8. La muerte y las apariencias, siempre atrapan!

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  9. Un relato que apuesta por la temporalidad narrativa supeditada al espacio en el q se desarrollan las peripecias de los personajes. Un cuento en el q el narrador omnisciente en tercera persona se va convirtiendo en un actante tan directo q llega a desplazarse de su función y adquiere matiz de personaje: por las verificación tan exacta de estados y transiciones, así como de su sapiencia sobre las anécdotas. Sí, insólito, pero sin perder la alternancia con la realidad. No insólitos fantástico, sino con una carga realista muy estimable.

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  10. Insólito, pero no fantástico, sino de un realismo q impresiona. Así como el tratamiento tanto espacial como temporal, conducido por un narrador omnisciente en tercera persona q va convirtiéndose en casi un protagonista, q adquiere más relevancia q sus propios personajes, aunque no los desplaza.

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  11. Insólito, pero no fantástico, sino de un realismo q impresiona. Así como el tratamiento tanto espacial como temporal, conducido por un narrador omnisciente en tercera persona q va convirtiéndose en casi un protagonista, q adquiere más relevancia q sus propios personajes, aunque no los desplaza.

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  12. Buenísimo relato de realismo sucio que me ha impresionado tanto, hasta al punto de preocuparme por ese, mi doble idéntico en cualquier lugar del mundo. Felicidades al autor.

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  13. Buenisimo relato de realismo sucio. Me ha impresionado al punto de cuestionarme sobre ese doble que todos debemos tener en algun lugar del mundo. Donde estara el mio? :) Felicidades al autor

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