El hombre de los cuatro
consejos
Elizabeth
Méndez Lopez
Hace mucho tiempo en un pueblo muy lejano
vivía una pareja de casados, ellos eran personas
de muy bajos recursos.
Un día el hombre le dijo a su esposa
¡tengo que irme a buscar trabajo! Con lo que
gano acá, no nos alcanza ni para comer, me iré para darle un buen futuro a mi hijo que viene en camino...
Dejó a su esposa embarazada y se fue a
buscar suerte, camino cinco días y llego a
una aldea, en esa empezó a buscar trabajo, pero no encontró nada entonces vio que un anciano que era sabio
estaba sentado a orillas de la calle, se
acercó y le pregunto ¿Señor por casualidad tiene algún trabajo para que me dé? Desde
hace cinco días salí de mi casa y no he tenida
suerte…
El anciano le contesto: ¡Yo no vivo acá!
Acabó de llegar a la aldea, pero si en algo te puedo
ayudar, ¡te puedo vender
cuatro consejos!
El hombre le dijo: y para que quiero yo,
cuatro consejos, si a penas traigo para comer,
el anciano le dijo: estos consejos te servirán en el transcurso del camino, y entonces el hombre le pregunto qué cuánto
costaba cada consejo, el anciano le dijo: -Dame todo lo que traes, estos consejos te servirán.
Entonces el hombre compró los cuatro
consejos, el anciano le dijo que escuchara
atentamente y comenzó
a mencionarle los consejos,
el primer consejo es:
1.
mejor rodear y no rodear
2.
no te metas en lo que no te
importa
3.
haz el bien, sin mirar a quien
Y por último
le dijo: Piensa bien, antes de actuar.
El hombre escucho los consejos y siguió
su camino, no había caminado mucho cuando
se encontró con dos hombres que llevaban dos costales de dinero, uno de los hombres le dijo: Vamos por este
camino corto, saldremos más luego y en ese
momento el hombre se acordó del primer consejo que le dijo el anciano, MEJOR RODEAR Y NO RODAR
y entonces él les contesto,
mejor me voy en este otro camino, este camino está más
largo, ¡váyanse ustedes allí! Uno de
ellos le dijo caso nosotros
caminaremos otras horas más.
El hombre no les hizo caso y continuo con
su camino, al llegar al final del camino vio
que había demasiadas personas allí, entonces le preguntó a un señor que, que estaba
pasando y el señor le dijo: -Venían dos hombres con dos costales de dinero, pero no sabían que a mitad de
camino los estaban esperando dos ladrones, los mataron y les quitaron
el dinero que traían.
El hombre se
quedó sorprendido y siguió su camino, más adelante vio que un grupo de señores tenían una reunión, el
pasó cerca y uno de ellos le dijo:
¿Y tú, acaso no me vas a preguntar que tengo aquí? El hombre se acordó del
segundo consejo ¡NO TE METAS, EN LO QUE NO TE IMPORTA! y entonces le contesto: ¡Señor,
yo no me meto en lo que no me importa!
Los señores se quedaron sorprendidos
con lo que les había dicho y le regalaron 100 monedas de oro, el hombre se sorprendió
demasiado.
Siguió continuando, más tarde ya iba
cerca de un pueblo, cuando en el transcurso
del camino se encontró con un anciano vagabundo, al que habían golpeado, el hombre recordó el tercer
consejo, ¡HAZ EL BIEN, SIN MIRAR A QUIEN!
entonces ayudó al anciano, sin saber que este era millonario, lo llevó a curar y también le dio de comer. El hombre estuvo con el anciano hasta que se curó,
días después
el anciano se recuperó y le dijo al hombre:
-¡Gracias a ti estoy vivo!, realmente no sé
cómo agradecerte y para recompensarte
lo que hiciste por mí, te daré todo lo que tengo. La verdad yo no soy un vagabundo, me vestí así, para ver
quien de las personas tenían corazón como el tuyo.
El anciano firmó los papeles, para que
todo pasara hacer del hombre que lo ayudó. El hombre se sintió muy feliz y se lo
agradeció, Ya casi llegaba al lugar a donde
iba ir a buscar trabajo.
Mas tarde llegó al lugar, comenzó a
buscar trabajo y pues encontró, el hombre se sentía feliz, aunque extrañaba a su esposa.
Pasaron 15 años después y el hombre
decidió volver a su casa, le llevó días para
regresar a su casa, pero por fin llegó, ya iba a tocar la puerta de su
casa cuando escucho la voz
de su esposa que decía: ¡Hay mi
amor, como has crecido!
El hombre dijo ahora si los
mato.
Pero aún se acordaba del último consejo;
que le vendió el anciano sabio, PIENSA BIEN, ANTES DE ACTUAR, el hombre entró
a su casa y cuando vio a su esposa abrazando a su hijo.
Y luego se acordó que dejó a su esposa
embarazada hace 15 años, el hombre le contó
todo lo que había pasado a su esposa y dijo: Valió la pena comprar esos cuatros
consejos y vivieron felices por siempre.
Comentarios
Publicar un comentario