Caso Caguaso
Yanara de la Caridad Díaz Martínez
Contar que contarles quiero una
historia que no ha sido contada…pero pueden cerrar el libro en esta misma página.
Hoy yo les traigo una historia que todavía no se ha escrito, porque aún nadie la
conoce. Quizá al final aparecerá en sus páginas por obra de un hechizo, pero ahora…no
está allí, está aquí.
Cuentan que en el Caguaso (reparto
de Bejucal) pasó algo terrible. Sí, el saltamontes Chapulín había desaparecido.
Se comentaba sobre un homicidio. Todos pensaron que había sido el totí que, como
no le gustaba su color, había tomado a Chapulín para colorear de verde su plumaje
negro. Esa era la comidilla de la población entera.
Entonces, empezó una intensa investigación.
El sijú platanero estuvo a cargo del caso y tomó como ayudante al sargento zunzuncito,
para que le sacara fotos rápidas al lugar de los hechos y polvoreara el polen de
las flores como descubridor de huellas. El almiquí, escogido por ser el animal más
viejo no solo del Caguaso sino del país y conocerse, por consiguiente, al igual
que la palma de su pata toda la región, sería el experto rastreador.
Al ver al principal sospechoso
el sijú, sin mucho rodeo, ordenó:
—En el agujero de aquella Ceiba
pongan esa vieja reja y enciérrenlo para que aprenda a conformarse con su color.
No obstante, deberá ser vigilado por dos excelentes ejemplares del color: los señores
Tocororos. Para que usted, Señor totí, mire y no toque.
El totí avergonzado no se atrevía
a abrir su pico. Sólo se le escuchaba, en susurros:
—Yo soy inocente, esto es un error
¿Por qué siempre es el totí quien carga con la culpa? Oiga, yo soy como soy y vivo
muy orgulloso con la tonalidad de mis plumas. ¡Qué va! Yo tengo que pellizcarme,
esto es un sueño… ¿Sueño? ¡Esto es una pesadilla!
En el otro extremo alguien tomaba
fotos y realizaba entrevistas a todos los pobladores. Era el Sinsonte Creonte, periodista
del periódico del pueblo y además conductor de ¡Noticias al vuelo! de la Televisión
Caguasera. Este señor, además, era un cantante frustrado que intentaba entonar hasta
en las investigaciones:
—¿Quién ha sido, quién ha sido?,
oh, oh, oh, el saltamontes ya se ha idooooo…
—¡Cállate! — gritaron todos los animales al mismo tiempo.
—¿Canto muy mal? –preguntó afanoso
el sinsonte.
—Señor periodista no es que usted
cante mal… ¡No se admiten periodistas, reporteros, camarógrafos, fotógrafos, etcétera,
etcétera… en este lugar! ...tendría la bondad de retirarse y no ose sacar a la publicidad
ni un mínimo detalle ¿oyó? — le replicó muy molesto el sijú
Creonte no se inmutó, hizo una
reverencia, dio media vuelta y se marchó…vamos a decir que desentonando una canción.
El sijú cercó la escena del crimen con una cinta de verdes enredaderas para que
nadie pudiera pasar. Los kereketé, como que eran muy feos, se encargarían del público
que ruidosamente aclamaba justicia. El zunzún y el almiquí se reunieron para informar
las conclusiones que, entre testigos, impresiones y… todo lo que los investigadores
usan para…investigar, habían determinado:
—Señor platanero —informó el zunzuncito—
no hay testigo que haya presenciado tal hecho, sólo hemos encontrado huellas de
la víctima y del acusado.
—Si hay huellas del acusado,
entonces…él cometió el crimen—afirmó muy dispuesto el sijú
Mientras los investigadores del
caso inventaban una estrategia para que el totí confesara, los gorriones molestaban
al totí:
—¿Qué bolá? –le decían en tono
de burla.
—Estoy escribiendo, por favor,
déjenme en paz. – les pidió el totí
Esto fue suficiente para que incrementaran
su burla:
— ¡Vaya, el totí es un artista!
¡El Señor Otelo del Caguaso! ¿Otelo?, ¡sirviente en todo caso! ¡Ja, ja, ja!
—¡Basta! — gritó Chapulín.
Pero más grande fue el grito de
todos cuando al ver aparecer al saltamontes vivito y coleando, decían:
—Esto es una aparición, es un fantasma.
El saltamontes, por su parte, tratando
de calmar a sus amigos, intentaba explicarles:
—Señores, sencillamente he sufrido
un cambio de piel como cualquier coleóptero y eso que todos observan es mi viejo
caparazón. Yo estoy bien. En el momento que conversaba con el totí de su proyecto
del libro sobre las razas, yo empecé a sentir el cambio y el totí pensó que era
el cansancio y se retiró a su casa. ¿Por qué tanta importancia a la diferencia de
color? No es el matiz de la piel el que define los sentimientos, recuerden siempre
eso.
Así ocurrieron en verdad los hechos.
El totí fue liberado y el Sinsonte Creonte le publicó y promocionó sus trabajos.
La población entendió el poder que tiene el ser, sea cual fuera su tonalidad y que
lo más importante es la naturaleza oculta de cada quien.
Cada vez que intentes contar un
conflicto, sólo tienes que imaginarlo y las cartas solas tomarán su curso. Ahora
ya pueden abrir el libro.
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